Tierra trágame! es una expresión muy común que nos viene a la cabeza cuando los y las peques comienzan a preguntarnos sobre sexualidad. La sexualidad es un tema tabú incluso para las personas adultas. Primero porque quizá no sabemos exactamente a qué nos referimos cuando hablamos de ella y segundo porque como nos dicen las investigaciones, la dificultad de enfrentar el tema, aumenta cuando es con menores de 6 años. ¿Por qué? En unos casos creemos que el asunto es difícil de entender a esa edad, en otros pensamos que podemos generarles confusión y más curiosidad de lo que corresponde a esos años e incluso podemos tener el convencimiento de que ese asunto sólo debemos hablarlo con personas mayores o adolescentes.
El interés y el deseo por conocer acerca de la sexualidad que expresan las niñas y los niños, desde muy temprana edad, es similar a la curiosidad que expresan por los objetos que hay en su ambiente y por los cambios que ocurren a su alrededor. La curiosidad por su propio cuerpo y el de los demás, es parte del autoconocimiento y del interés por el aprendizaje que lo acompañará el resto de la vida. Es común que esa curiosidad la expresen explorando y manipulando sus genitales, indagando por las diferencias anatómicas que hay entre los sexos, realizando juegos de exploración sexual y preguntando por su propia historia y la de su familia. NO ALARMARSE!!!
Las preguntas que nos irán haciendo, surgen espontáneamente y revelan su curiosidad y deseo de entender el mundo. Además van de menor a mayor complejidad, es decir, siguen una secuencia relativamente predecible. Por ejemplo, antes de preguntar por cómo nacen los bebés, preguntan por las diferencias físicas entre los sexos.
Debemos tener en cuenta que la adquisición de conocimientos sobre asuntos relacionados con la sexualidad, al igual que sobre cualquier otro tema, se desarrolla paulatinamente, sin prisa, pero también sin imponer restricciones a la curiosidad natural de los niños y niñas. Por lo que es conveniente darles una información verídica y concreta que satisfaga su curiosidad y aclare sus dudas en el momento en que se presentan. Es importante que los adultos respondamos a sus preguntas puntualmente, con la verdad, sin dar más información de la que están solicitando y de la que están en capacidad de comprender
Algunas de las reglas de oro que se deben considerar al responder las preguntas más frecuentes de los niños y de las niñas menores de seis años son:
- Aclarar la pregunta, es decir, qué es lo que los niños y niñas quieren saber antes de responder para saber si ya han recibido información que requiere ser corregida, reforzada o ampliada y si el sentido de la pregunta es el que nosotros le estamos dando.
- Aceptar la pregunta como una expresión natural de la curiosidad del niño o de la niña, sin juzgarle, sin regañarle, sin hacerle sentir mal por el deseo de saber y conocer.
- Explicar con honestidad. Decir la verdad. Hablar con naturalidad. Responder solo lo que preguntan y de acuerdo con su edad. Utilizar siempre los términos correctos, por ejemplo, senos, pene, testículos, óvulos, espermatozoides.
¿Qué ocurre si no respondemos a sus preguntas? haremos que se sientan mal por preguntar, que dejen de plantearnos de manera abierta sus inquietudes y que busquen en contextos lejanos alternativas para resolver sus dudas. También puede pasar que por no tener conceptos claros en sexualidad o preferir evadir esos temas, podamos equivocarnos y obstaculizar el acceso a la información. De esta manera y sin darnos cuenta, contribuiremos a generar más confusiones y mantenemos los prejuicios o los mitos relacionados con la sexualidad.
Será en el siguiente post cuando hablemos ampliamente sobre qué es la sexualidad y aclaremos todos los conceptos. Hasta entonces piensa… ¿Cómo puedo mejorar la información que le transmito a mi hijo/hija ante sus dudas una vez que tengo estas reglas de oro?